¿Alguna vez te preguntaste cómo logran que productos como las bolsas de supermercado sean biodegradables o compostables si están hechas de plástico? ¿Y qué significan estos términos? ¿Te cuestionaste cuánto tiempo tardan en descomponerse? ¿O si podrías aplicar estos principios a tu propio producto? Nosotros sí. Nos propusimos investigar a fondo y descubrimos datos sorprendentes que queremos compartir contigo.
Empecemos por definir ¿qué es la biodegradabilidad de un material? ¿Qué es la compostabilidad? ¿Y por qué es importante?
La biodegradación es el proceso mediante el cual los microorganismos, como bacterias y hongos, descomponen materiales en compuestos más simples que pueden ser absorbidos por el medio ambiente. En el contexto de los plásticos, la compostabilidad implica que un plástico puede descomponerse en condiciones específicas de compostaje para convertirse en abono o compost, un material rico en nutrientes que mejora la calidad del suelo.
Para que un plástico sea considerado compostable, debe cumplir ciertos requisitos, como descomponerse completamente en un plazo determinado sin dejar residuos tóxicos. Existen diferencias importantes entre el compostaje industrial y el compostaje hogareño o en ambientes marinos. El compostaje industrial se realiza en instalaciones especializadas donde se mantienen condiciones óptimas de temperatura, humedad y aireación para acelerar la descomposición. Por otro lado, el compostaje hogareño ocurre en composteras domésticas que no siempre pueden mantener estas condiciones ideales, resultando en un proceso más lento. El ambiente marino presenta un desafío aún mayor debido a las condiciones variables y la presencia de sales que pueden inhibir la biodegradación.
Es mucho más beneficioso para el medio ambiente que los plásticos sean compostables sin necesidad de plantas industriales. Esto se debe a que los plásticos que requieren compostaje industrial pueden no llegar a estas instalaciones y acabar en vertederos o en la naturaleza, donde no se descomponen adecuadamente. Los plásticos compostables en condiciones domésticas o marinas ofrecen una solución más práctica y efectiva para reducir la contaminación.
Existen varias maneras en que un plástico puede degradarse y ser reincorporado al suelo como un nutriente más:
1. Degradación natural: Este proceso demora cientos de años. Este es uno de los principales problemas actuales. Aunque muchos plásticos son reciclables, menos del 10% del plástico a nivel mundial se recicla efectivamente, por una variedad de factores.
2. Bioplásticos: Este es un campo en constante evolución con perspectivas muy interesantes. Hoy en día, ya existe una variedad considerable de bioplásticos, y se están desarrollando más continuamente. Algunos bioplásticos se fabrican a partir de desechos de otras industrias, lo que soluciona dos problemas a la vez. Además, ya existen bioplásticos que se comercializan en forma de pellets y son totalmente compatibles con los métodos de fabricación actuales, como inyección, extrusión, termoformado y soplado. Dependiendo del tipo y las condiciones ambientales, los bioplásticos pueden biodegradarse en un rango de unos pocos meses a varios años, significativamente más rápido que los plásticos tradicionales.
3. Aditivos de biodegradabilidad acelerada: Estos aditivos se añaden al plástico durante su proceso de fabricación. No afectan la apariencia del plástico ni su capacidad de ser reciclado repetidamente. El proceso de biodegradación no comienza hasta que el plástico se encuentra en condiciones adecuadas, como estar enterrado o en un basural, donde los microorganismos específicos pueden actuar sobre él. Con estos aditivos, el plástico puede degradarse en aproximadamente cuatro años, una diferencia significativa en comparación con los cientos de años que tomaría sin el aditivo.
No obstante, la adición de estos aditivos puede disminuir levemente la resistencia mecánica del plástico. Esto podría ser un problema para productos que requieren alta resistencia mecánica, pero no tanto para productos descartables o aquellos que no tienen una alta exigencia mecánica, o aquellos en donde se podría compensar reforzando ligeramente la pieza.
En conclusión, los bioplásticos y los aditivos de biodegradabilidad acelerada representan dos enfoques prometedores para abordar el problema actual de la contaminación plástica. Cada uno tiene sus ventajas y desventajas y no son aplicables en todas las situaciones, pero sí en muchas. Estamos entusiasmados por ser parte de este cambio tan necesario y esperamos que estos avances puedan ser útiles para tu producto y contribuir a un futuro más sostenible.
Gala Aizpuru