En los últimos años, innumerable cantidad de expertos de innovación, consultores de negocios, periodistas especializados y académicos llegaron a una misma conclusión: “Para tener éxito en los negocios, se necesita trabajar con una mentalidad startup”.
Esta declaración fue acompañada y promovida por libros, papers y metodologías, con la intención de motivar a las grandes corporaciones a insertarse en esta cultura emprendedora (que tanto promete) y acompañarlas en el proceso de transformación cultural.
Como especialistas en innovación que somos, curiosos y ávidos por siempre desarrollar productos y servicios y pensar nuevas formas de mejorar la experiencia de los usuarios y nuevas maneras de innovar y co-crear con nuestros clientes, nos preguntamos: Si la clave para implementar innovación es tener una mentalidad startup, ¿pueden las corporaciones realmente innovar sin ella?
Nos propusimos encontrar respuesta a esta pregunta, justamente, con un enfoque emprendedor.
Las startups nacieron para escalar rápido, buscando y validando un modelo de negocio evolutivo que pueda llegar a tener un gran impacto en el mercado. En lugar de intentar lanzar un producto perfecto, crean un MVP (producto mínimo viable), lo validan con usuarios, recogen los datos obtenidos, aprenden y entonces se preguntan ¿cómo podemos iterar esta solución?
Para trabajar bajo este enfoque, se utilizan metodologías de Design Thinking, Lean Startup y Service Design, y además se requieren determinadas capacidades (que están mayormente asociadas a habilidades blandas) y un contexto que dé lugar a la experimentación y al aprendizaje y donde el error sea parte del proceso.
Algunas características relacionadas a la mentalidad startup:
- Curiosidad por descubrir en lugar de predecir
- Facilidad para adaptarse a los cambios
- Empuje para lanzarse a la aventura
- Humildad para empatizar con las necesidades de otros
- Proactividad para resolver desafíos en equipo
En contraposición, las corporaciones llevan en su ADN la necesidad de reducir riesgos y obtener previsibilidad a la hora de generar negocios.Para lograr esto, muchas empresas dedican tiempo y recursos en generar procesos, sistemas y manuales que aseguren un resultado conocido, probado y validado por un Board, sin tener un foco prioritario en las necesidades de los usuarios.
A través de los años, acompañamos a nuestros clientes corporativos a transicionar y adoptar nuevas formas de trabajo que les permitieran dar respuestas a las transformaciones industriales, tecnológicas y de mercado, sin dejar de lado una de sus mayores necesidades: trabajar en el marco de estructuras que ofrezcan cierto nivel de control.
Entendiendo que las metodologías para innovar se basan en aprender, experimentar e iterar y las corporaciones tienen en su ADN el imperativo de controlar resultados, decidimos reformular nuestra pregunta original y descubrir cómo podemos ayudar a las corporaciones a innovar, con mentalidad startup, pero entendiendo su ADN original.
No podemos pedirle a las corporaciones que se conviertan en algo que no son. Las grandes empresas tienen sus propios desafíos, motivaciones y reglamentaciones que deben ser entendidos en profundidad. Aprender a trabajar con una mentalidad startup es un proceso de transformación evolutivo, un cambio cultural. En lugar de intentar actuar como una startup de la noche a la mañana, las grandes empresas deben aprovechar las ventajas que tienen y promover la creación de nuevos roles que apalanquen y faciliten esta transición. El intraemprendedor es un rol que surge del cruce de startups y corporaciones, aportando lo mejor de los dos mundos y creando un escenario híbrido donde la innovación puede suceder.
En los entornos empresariales, los intraemprendedores nacen como esta nueva especie evolucionada que desafía la burocracia, los procesos obsoletos y la inercia de hacer algo solo porque “siempre se hizo así”. Son quienes examinan con honestidad la cultura y buscan con mente abierta oportunidades de colaboración, desafiando el status quo pero entendiendo las necesidades y el contexto empresarial desde adentro.
Los intraemprendedores son la clave para llevar la mentalidad emprendedora a cada rincón de una organización y son quienes promueven el trabajo con actores externos que permiten cubrir las capacidades internas faltantes y acortar la brecha para implementar innovación.
En paralelo con los intrapreneurs, está la Innovación Abierta, proceso a través del cual una corporación se abre hacia la búsqueda de Startups que complementen sus principales debilidades, dotándolas de músculo, agilidad y know-how sin perder tiempo en desarrollar tales capacidades.
Toda empresa que busque transicionar hacia una mentalidad startup tendrá mayores oportunidades de lograrlo si lo hace acompañada por especialistas que guíen la orquestación de los procesos de innovación y cambio cultural. Nuestra experiencia colaborando con intraemprendedores de diferentes industrias nos permitió entender cómo una corporación puede evolucionar, gradualmente, hacia una mentalidad startup, alinear equipos, facilitar espacios de co-creación e implementar innovación con metodologías que permitan sostener las iniciativas en el tiempo. Aquí compartimos algunos de nuestros principales descubrimientos:
- Empoderar Líderes Intraemprendedores: cuando los líderes son los primeros en adoptar nuevas políticas, es más probable que sus empleados los sigan y tengan éxito. Las habilidades blandas de los líderes intraemprendedores se contagian de manera exponencial, promoviendo internamente una cultura de innovación que disrumpe y desafía sus propios modelos, antes de que lo hagan otros.
- Crear Espacios de Experimentación: los espacios propicios para innovar están diseñados para probar nuevos productos, procesos o tecnologías en condiciones reales, sin riesgos asociados. Representan lugares “seguros” donde intraemprendedores pueden experimentar sin afectar las operaciones. En sectores muy regulados, un sandbox, por ejemplo, es un marco que puede contener el impacto de implementar una innovación y donde se pueden realizar experimentos en vivo, en un entorno controlado bajo la supervisión de un regulador.
- Cambiar la retórica: si las empresas trabajan cada día con la máxima de disminuir riesgos, bien vale fundamentar que fracasar rápido es una forma de disminuir el riesgo de invertir tiempo y recursos en una solución que no tendrá adopción en el mercado. Entender este argumento facilita que las corporaciones se abran a trabajar con esquemas de MVPs, donde priorizamos la validación de propuestas de valor antes de avanzar a desarrollar una solución que requiera una gran inversión.
- Abrir las fronteras de la organización: la innovación suele funcionar mejor cuando las grandes empresas y las pequeñas son capaces de colaborar. Trabajar con actores externos que puedan aportar nuevas y diversas miradas y que entiendan cómo otras industrias están resolviendo desafíos similares es una manera de acortar los tiempos de innovación y acelerar los procesos de transformación cultural.
Emprendedor se nace y se hace